lunes, 2 de febrero de 2009

El arte de la Guerra. Sobre las proposiciones de la victoria y la derrota I

Si en el capítulo anterior Tzu hablaba de la necesidad de evitar los asedios largos, en este va más allá y propone evitar cualquier lucha. 

Se resume perfectamente en la frase:

“Un maestro experto en las artes marciales deshace los planes de los enemigos, estropea sus relaciones y alianzas, le corta los suministros o bloquea su camino, venciendo mediante estas tácticas sin necesidad de luchar.”

La estrategia de evitar la batalla consiste en conseguir la rendición del enemigo antes de combatir. Si el enemigo se ve impotente para atacar, incapaz de huir, solo, y sin posibilidad de comenzar de nuevo su moral se verá minada.

Así se conseguirá la rendición, evitando las bajas propias y enemigas, la destrucción y el gasto de recursos.

Para lograrlo existen varias tácticas:

  1. De ser posible, actúa antes de que el enemigo esté preparado. 
  2. Evita exponer sus objetivos, que no tengan donde atacar.
  3. Destruye sus fuentes de recursos, que no pueda reabastecerse y reorganizarse.
  4. Rompe los lazos con sus alianzas. Si es posible, logra que les traicionen. Si no corta las vías de comunicación. Que se sienta solo.
  5. Corta las vías de escape, que se vea atrapado.

Estas son las algunas de las tácticas que se pueden utilizar cuando la situación es de igualdad entre los contendientes. Si la superioridad es nuestra podemos atacar, aunque es preferible siempre evitar la lucha.

Si la superioridad es de nuestro enemigo, la mejor forma de evitar la lucha es huir. De no ser posible, la estrategia deberá ser de desgaste. Proteger nuestra posición evitando exponernos ante los ataques enemigos y persistir en la defensa. Así obligamos al enemigo a entrar en una guerra de asedio que consumirá sus recursos y su moral.

En el mundo de la empresa esta es la estrategia de Marketing de Guerrilla, de la que hablaremos cuando estudiemos el “Marketing de Guerra”.

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