sábado, 21 de febrero de 2009

Principio de la exageración y desfiguración.

4. Principio de la exageración y desfiguración.

Muchas veces nuestro competidor lleva a cabo acciones o filtra informaciones que podemos utilizar para reforzar nuestra posición frente a él. 

Cuando estamos en proceso de fidelizar al cliente, poder hacerle ver detalles concretos sobre las características del enemigo que demuestran por qué nosotros somos la opción buena refuerza nuestro posicionamiento.

El problema es que habitualmente los defectos o errores del competidor no son accesibles y los que lo son no suelen ser demasiado graves.

Tratar de inventar un defecto o error siempre es arriesgado, ya que si nos descubren el competidor tendrá a mano aplicar el principio de transposición con nosotros. Utilizar defectos o errores reales pero irrelevantes no da resultado si se hace de una forma ética. 

Por ello utiliar el principio de transposición implica exagerar el defecto o error, llevarlo mucho más allá de lo que es e inducir a los clientes a sacar conclusiones más importantes que el defecto o error en sí.

Así pues, supongamos que descubrimos que una empresa tiene, por ejemplo, un 75% de empleados hombres y un 25% de mujeres.

Podríamos utilizar el principio de exageración y desfiguración incidiendo mucho en el tema, no dejando que la masa se olvide de este hecho y llevando al público a atribuir actitudes discriminatorias al competidor.

El hecho es el que es, pero las conclusiones pueden variar mucho en función de las interpretaciones.

Hay que poner a disposición del público toda una batería de interpretaciones desfavorables al competidor para que le atribuyan defectos basándose en un hecho real, aunque pueda ser irrelevante.

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